Isabel Companys es ceramista. Desde su taller en San Lorenzo de El Escorial crea vajillas personalizadas para las cocinas más prestigiosas de nuestro país. Sin embargo, al poner en valor su oficio, nos rebate y confiesa que, en realidad, su verdadera vocación es la escultura.
Y es ahí, desde esa visión artística, donde las piezas que inundan su taller cobran un revelador sentido. Isabel modela, talla y esculpe. A partir del barro y un sinfín de materiales, logra materializar en cuencos y vasijas las ideas, a veces difusas, que los cocineros le traen.
En esa capacidad de escucha y diálogo reside la esencia de Isabel. En Montia buscábamos un plato para los boletus que la Sierra nos abastece. Con ese simple hilo que la transmitimos, y desde la libertad creativa, Isabel elaboró un cuenco que ya es icónico de nuestro restaurante.
Del horno de su taller salen formas sorprendentes. Las texturas que recubren las vajillas como si fueran su piel son deliciosas. Detrás de cada creación, se percibe su sello. A través de los métodos precisos y elaborados que emplea, Isabel encuentra permanentes analogías entre la cerámica y la cocina; en esa concordancia nos entendemos muy fácilmente.