Juguemos. Imaginemos a un pintor frente a un lienzo en blanco a punto de comenzar su cuadro. Enfrente tiene su huerto. Es su fuente de inspiración. Lo observa y comienza a mezclar colores en su paleta.
Nuestro pintor toma el color aceituna y lo mezcla con el tono vermut, y coloca un punto en la base del cuadro. A continuación, con el verde del cilantro vietnamita crea una textura de mojo y la deposita en el lienzo también.
De la paleta de colores obtiene el rojo tomate asado y añade unos matices frescos de menta. Y finalmente mezcla en el pincel el color pistacho junto al tono albahaca regaliz. Esas dos tonalidades terminan de dar forma a la base del cuadro.
Nuestro pintor da un paso atrás y rubrica la obra con cuatro pinceladas finas de color dorado cordero. Ahora sí, sonríe satisfecho: ha capturado la esencia del huerto en este momento; su paleta de colores ha sido la herramienta mágica para crear un cuadro… que dan ganas de comerlo.
CORDERO, ACELGA Y HIERBAS DEL HUERTO
- 21/09/2023
- #MENÚ